Ascensor mortal: mujer cayó desde un décimo piso y así sobrevivió
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Ascensor mortal: mujer cayó desde un décimo piso y así sobrevivió

Ascensor en Cali

El accidente generó una nube de polvo en el edificio. Los bomberos no sabían cómo proceder debido a que los cuerpos quedaron uno encima del otro.

Foto:

Santiago Saldarriaga. EL TIEMPO

Por: José Luis Valencia
01 de julio 2020 , 01:24 p.m.

El vértigo estremece a ratos a la abogada Nayibeth Rodríguez cuando siente que la vida se le vuelve a soltar en una caída libre y brutal de 18 metros como la del ascensor del Palacio de Justicia de Cali.

Hacia las 2 de la tarde del 15 de agosto de 2018, ella abordó al ascensor número 3 del Palacio de Justicia con otros cinco pasajeros. Tenía afán y suspiró cuando vio que no pararían hasta el piso 10, donde se bajaría y luego iría a un juzgado del piso noveno. Pero llegó un frenazo de muerte.

20 kilómetros por hora a través del conducto en el Palacio, en pleno centro de Cali. Es el mismo edificio que había recibido el impacto de un carrobomba en la noche del primero de septiembre de 2008.

Fueron más de seis años de reconstrucción y desde 2014, con el tiempo, empezaron los comentarios sobre las varadas de los ascensores, según los reportes de la Asociación Nacional de Empleados de la Rama Jurisdiccional (Asonal).

Fue como si cortaran la cuerda de una montaña rusa

La abogada Rodríguez iba el 15 de agosto de 2018 al piso noveno, entró al ascensor con otras cinco personas, quedó de espaldas a la puerta  y pensó que tenía suerte porque nadie había señalado una parada en los primeros pisos y ella iba retrasada en sus diligencias.

Giró el cuerpo cuando llegaba al piso 10 y quedó de frente a la salida. Sin embargo, vino un chirrido largo y estremecedor. La mayoría de ocupantes se quedó en silencio.

El citófono del ascensor no funcionaba, comentaban los pasajeros cuando crecía la incertidumbre. El botón de alarma estaba fuera de servicio y esa cabina no tenía cámaras.

Entonces, al menos cuatro de las seis personas empezaron a llamar o escribir por celulares a parientes, amigos y autoridades para decirles que estaban encerrados y colgando en ese pozo de unos 18 metros. Los minutos corrían y entraba el desespero.

Al lado de Nayibeth, de 28 años para entonces, estaba Álvaro León Barros, quien alcanzó a escribirles a su esposa, Patricia, y a su hermana, Beatriz, que llevaba 35 minutos atascado y que le estaban sirviendo las sesiones de meditación casera. Él no alcanzó a leer las respuestas de ellas.

Las voces de unos vigilantes y funcionarios les daban esperanzas a los atrapados en esa estrecha cabina.

Ascensor en Cali

Bomberos atendieron la emergencia, pero el desplome los sorprendió.

Foto:

Santiago Saldarriaga. EL TIEMPO

Los bomberos llegaron, pero la caja metálica empezó a balancearse. De un momento a otro descendió en caída libre unos 18 metros, a tropezones y a unos 40 kilómetros por hora. Nayibeth relata que era un vacío horrible.

Cuando empezó el desplome, un grito retumbó en el vacío: “Nos matamos”.

“Fue como si cortaran la cuerda de una montaña rusa. Me encomendé y traté de equilibrarme, pero era imposible por la velocidad y el zarandeo. Terminé abranzando a mis compañeros de caída. Tengo un vago recuerdo de haber reaccionado cuando nos rescataban, pero me dicen que todo se demoró por la cantidad de personas, unas encima de otras, con lesiones y fracturas expuestas”,  cuenta Nayibeth.

La abogada, en medio de su falta de aire, recuerda que su cuerpo y los otros cinco viajeros en ese desplome quedaron envueltos en una nube de polvo.

Los socorristas intentaban adivinar cómo proceder por la forma en la cual quedaron los cuerpos unos sobre otros. “Yo no podía hablar porque no tenía aire. Escuché que Adriana Garcés sí pudo reaccionar”, dice la abogada.

Las otras víctimas

Por el estrellón en el sótano 2 del Palacio, minutos después, en urgencias, se declaró la muerte de Luis Alberto García, de 56 años, administrador de empresas, quien con su esposa, Adriana Garcés, subían esa tarde a trámites de una tutela. Ella sobrevivió con graves lesiones y perdió una pierna.

A las 7:55 de la noche fue reportada la muerte de Barros, un orfebre de origen guajiro que se distinguía por su espíritu romántico y optimista.

Esa tarde, Barros había llegado al Palacio con su amigo de infancia, el abogado Hernán Lozano Badillo, quien sobrevivió tras un coma inducido y una veintena de cirugías.  Para ellas y la familia no hay cómo calmar ese dolor por algo que se pudo evitar.

Lozano ha contado que ese día no fue a sus tradicionales entrenamientos de taekwondo, sino que ayudó y acompañó a Barros con la idea de presentar una tutela para recibir una atención en salud. Pero no llegaron al juzgado y este abogado estuvo tres meses en coma.

Durante varias semanas, nadie le quiso contar a Lozano sobre la muerte de su amigo Barros y desde entonces, ha debido, con el apoyo de su esposa y allegados, cruzar por terapias que le permitan aprender, de nuevo, a caminar.

Ascensor en Cali

La emergencia generó caos en el Palacio de Justicia.

Foto:

Santiago Saldarriaga. EL TIEMPO

Bernardo Rincón Quintero, de 32 años, otro pasajero del ascensor, también sufrió lesiones graves en la caída.

Nayibeth dice que lo que ocurrió dentro de ese ascensor fue una ruleta mortal.

Los bomberos rescataron entre las chatarras del ascensor a la abogada Nayibeth. En el impacto sufrió aplastamiento en la médula espinal con fracturas de vértebras T12 y L1.

La paciente afrontó dos paros respiratorios. Ante las hemorragias fue necesaria una transfusión de 15 bolsas de sangre. El equipo médico debía tenerla en condición de una primera cirugía para estabilizar su columna.

En las siguientes horas fueron necesarias otras tres intervenciones. Piensa que la ayudó estar consciente.

Entre las razones que Nayibeth encuentra sobre su sobrevivencia a tan inesperado accidente está la voz interior de su hija que cuando se enfrentaba las cirugías le decía: “Mami, tú eres la más fuerte”.

La abogada asienta su fortaleza en el amor de su hija, Gabriela, su esposo Óscar Andrés, sus padres y una familia unida.

El 3 de diciembre de 2018, la mujer volvió al quirófano debido a abscesos (infección e inflamación) en la región sacra. “Debo agradecerle a todo el personal de salud, incluido el de medicina, enfermería, sicología, siquiatría y de terapias, por su tratamiento y dedicación”, dice.

La lesión raquimedular la dejó sin control de esfínteres. Cada cuatro horas se debe someter a un cateterismo vesical con una sonda para extraer orina y evitar una falla renal. La incontinencia la obliga a usar pañal.

Nayibeth Rodríguez

Nayibeth y su hija, Gabriela, en una de las etapas de recuperación tras cirugía.

Foto:

cortesía familiar

Para la fractura de fémur de la pierna izquierda le implantaron una varilla del tobillo a la rodilla. Las intervenciones también han sanado fracturas de cadera.

En 2019 fueron tres operaciones más. El 18 de febrero de este 2020 le hicieron una fijación del coxis porque se balanceaba y había riesgo de sufrir heridas internas en el organismo y la piel.

Sin acuerdos

Con ella sobre una camilla, en urgencias, su familia debió elevar tutelas a la empresa prestadora de salud (EPS) para que no la trasladaran de clínica. Su drama es semejante al de las otras víctimas de esta tragedia, que dejó a dos pasajeros del ascensor muertos y cuatro más con lesiones graves y cicatrices.

Hasta ahora no se ha llegado a un acuerdo con la aseguradora del Palacio de Justicia.
Nayibeth perdió el 76,88 por ciento de su capacidad laboral. Su defensa, a cargo del abogado Jesús Hernán Posso, presentó un proceso de conciliación extrajudicial a la Procuraduría, un paso que los llevará a la justicia contenciosa administrativa. El delegado de la Administración Judicial no compareció.

Nayibeth Rodríguez con Alexis Viera

Alexis Viera visitó y alentó en la clínica a Nayibeth Rodríguez.

Foto:

Archivo particular

Nayibeth, además, sigue su dura recuperación aconsejada por el exarquero del América de Cali Alexis Viera, quien llegó a visitarla en pleno drama y le dio respuestas a tanto silencio médico a su alrededor, en esos momentos.

“Alexis fue una fuente de energía y sabiduría. Me explicó que mi vida cambiaría, que esto no se resuelve de un día a otro y solo a través de los años se podrán ver resultados”, recuerda la abogada.

Por ahora, Nayibeth Rodríguez no puede atender sus procesos ante la justicia porque son ineludibles los procedimientos de cada cuatro horas para evitar una falla renal y para no poner en riesgo la vida.

La crisis del coronavirus también le ha impedido sostener su ritmo de cuatro horas de terapias y rehabilitación. Le da miedo porque no quiere que su cuerpo olvide esa memoria de cuando podía levantarse y caminar.

Pero no cede en su sueño y esperanza de volver a desplazarse por su cuenta. Y le ayuda la consigna que le dicta su hija: “Nunca te venzas, mamita”.



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